Microrrelatos con champagne: la mejor botella de mi vida
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“Daughter, doing the right thing”.
Y no supe que decirle, más que mirarla, pues mi mano derecha sujetaba una copa de champagne, y la otra apoyaba el brazo en el asiento del sofá sujetándome la cabeza mientras ella hablaba. Me acercaba lentamente la copa a la boca, me mojaba el labio inferior y la alzaba hasta que el borde superior de esta quedara a la altura en la que se cruzaban nuestras miradas. Entonces paraba, bajaba la copa y seguía escuchándola, no sin pensar en que se callara. En realidad ni la escuchaba, ni la veía, sino que imaginaba como su cuerpo se aproximaba al mío tan despacio que me la encontrara por sorpresa, que de repente me tocara, y me besara. Y de nada serviría cerrar los ojos, pues mi mente ya estaba en ese otro mundo en el que estás como sonámbulo, soñando despierto, y en el que hasta la respiración te falta; pero no importa porque en los sueños no necesitas aire, no necesitas nada. Ella estaba sentada a mi izquierda; miraba al frente, y a veces me miraba a mí. Ambos estábamos sentados sobre un gran cojín en el suelo, con el sofá a nuestras espaldas y una mesita de salón delante sobre la que había varias velas encendidas y poco más, pero ya lo teníamos todo. Y entonces se apagó una de las velas; después se apago otra, y así hasta que se apagaron todas, no quedando ninguna otra llama más que la suya, y que la mía, pues las de la mesa las habíamos encendido todas a la vez; pero las nuestras mucho antes. Luego nos dormimos allí sentados, abrazados. Fue la mejor botella de champagne de mi vida, y ojalá que también de la suya.
Microrrelato escrito por Thinking Lola