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Microrrelatos de Thinking Lola: Todo entre dos

Antes de empezar a leer te recomendamos buscar esta canción:

“City of the Sun, W 16th St.”

Con poco más de veinte años ya era un matemático brillante, aunque nadie lo sabía. Las paredes en pizarra estaban repletas de fórmulas que sólo entendía él, pero ni si quiera siempre, y las miraba fíjamente durante horas intentando resolver fuera lo que fuese lo que hubiera escrito, porque la intuición jugaba en su favor. No había casi números, sino mas bien símbolos que se había inventado por necesidad, pues nunca antes se había intentado formular aquello que él buscaba. Se había dado cuenta de que a la hora de estimar mentalmente el tiempo necesario para hacer algo, un error de pensamiento tendía a multiplicar nuestra capacidad, especialmente en los sucesos más distantes al presente, y con una media siempre dos por lo que, según esta teoría, a sí mismo se decía:

“Vamos a hacer todas las cosas que te imagines. A no ser que te imagines demasiadas, que entonces haremos la mitad, aunque seguirán siendo muchas cosas.”

Era muy feliz, de veras. Sus propias conclusiones, aunque locas, eran esperanzadoras, y le proporcionaban la energía suficiente para seguir buscando más respuestas. Él creía estar en el camino de algo muy importante, y no pararía hasta encontrarlo. La imaginación no tiene límites -se decía- y empezaba a imaginar, aunque sabiendo que sería todo entre dos.

Pero tras años de investigación y muchas pizarras escritas, y borradas, se dijo: si la imaginación es infinita, ¿por qué hay necesidad de dividir todo entre dos? De repente no entendió aquello que así mismo se estaba preguntando, y una voz en su cabeza le gritó:

“¡Deja de pensar, porque lo haremos todo!”

Antes de dejar el mundo ya se había confirmado su primera hipótesis, pues reflexionando se dió cuenta de que no hizo todo lo que quiso, pero como ya intuía, sí que fueron demasiadas cosas. Luego no se preocupó por las pendientes, pues también entendió que, seguramente, aún tendría la oportunidad de hacerlas, y se fue.

Se le recuerda como a uno de los precursores de la teoría del todo, aunque nadie se acuerda de su nombre; como de la mayoría de gente importante para la historia. Pero nos dejó una frase:

“El tiempo es la clave.”

Es bonita sólo de pensarla.

Microrrelato escrito por Thinking Lola

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